Recibo, digo Gracias.
Doy, digo Gracias.
Siento, digo Gracias.
Pienso, digo Gracias.
Estoy vivo, estoy viva, digo Gracias.
Comúnmente cuando nos va bien es muy sencillo agradecer y sentirse merecedores; inclusive afirmamos que es lo justo en la vida.
Pero entonces, en momentos que lo planeado fracasa o se colapsa se nos olvida agradecer hasta nos atrevemos a decir que la vida es injusta y agresiva con nosotros.
Y qué tal, si nos detenemos a pensar que la situación nos trae algo bueno siembre.
Cada momento es una enseñanza una muestra de las infinitas e innumerables posibilidades para crecer, avanzar y trascender.
Realizamos nuestro día a día con el firme propósito de mejorar nuestra vida. ¿Por qué tendría que ser diferente?
En este momento estamos en un cierre de ciclo, el año termina y nos pasa por la mente todo aquello que No hicimos, que No enfrentamos, que No superamos.
Nos olvidamos de todos aquellos logros y pasos que dimos; por pequeños que sean.
Seamos amables con nosotros mismos.
Digamos un simple y sumamente enriquecedor: GRACIAS.
Todo está bien. Por eso Hoy y Siempre Digo GRACIAS.

-Maya